En su manuscrito Prodigerium liber, el historiador romano del siglo IV Julio Obsequins, registró numerosos relatos de avistamientos de ovnis. En un particular incidente, un escudo redondeado, en forma de nave, con flamantes antorchas giró y se estrelló contra el suelo cerca de Espoleto, al norte de Roma. "Luego pareció aumentar el tamaño, se alzó de la tierra y ascendió al cielo, donde oscureció el disco del Sol con su brillo", escribió.
Sin embargo los informes de Obsequins no fueron los únicos en ser registrados y sobrevivir hasta el siglo XX. En Prodigerium ac Ostentorium Chonicon, un profesor de gramática y dialéctica recopiló otros avistamientos romanos cuyas descripciones son notablemente semejantes a los relatos modernos de ovnis a los que se ha visto volando en formación. Por ejemplo, durante el reinado del emperador Teodosio I, en los últimos años del siglo IV, apareció de repente en los cielos un orbe brillante, reluciendo casi con tanto brillo como Venus. Mientras los testigos lo contemplaban empavorecidos, se congregaron un gran número de otros objetos similares como un enjambre de abejas volando en torno de un apicultor. Además parecían estar chocando con violencia unas contra otras y, al cabo de un momento, se unieron para construir una forma parecida a una espada de doble filo.
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