En el patio de un templo de Delhi, en la India hay una columna hecha de trozos de hierro soldados que han sido expuestos al desgaste durante más de 4000 años sin mostrar nunca ni rastro de oxidación, ya que no contienen ni azufre ni fósforo.
Tenemos frente a nosotros, pues, una extraña aleación. Quizá la columna fue levantada por un grupo de ingenieros que no disponían de recursos para construir un edificio colosal, pero que querían legar a la posteridad un monumento visible que desafiara al tiempo.
La columna pesa más de seis toneladas; lo que resulta curioso es que en Europa no pudo haberse construído ni una sola pieza de un tamaño similar hasta finales del siglo XIX.
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