Una noche del mes de noviembre de 1976, Joyce Bowles y su vecino Ted Pratt iban en un coche por el pueblo británico de Chilcomb para recoger al hijo de Bowles. Por el camino, el coche comenzó a experimentar sacudidas violentas y patinó hacia la cuneta. De manera inexplicable, el motor dejó de funcionar y los faros se apagaron.
Luego, Bowles y Pratt vieron un aparato reluciente, anaranjado con forma de cigarro puro, suspendido cerca de ellos, por encima de la carretera. A través de una ventanilla en un lado del vehículo, Bowles y Pratt vieron tres cabezas alineadas como si se tratase de los pasajeros de un autobús.
Uno de los misteriosos ocupantes de la nave salió y se acercó a ellos. La criatura llevaba un mono plateado y tenía unos intensos ojos rosados, sin pupilas o iris.
Bowles informó más tarde:
-Miró a través de la ventanilla el tablero de instrumentos del coche - declaró Bowles-. Cuando lo hizo, el motor se puso de repente en marcha y los faros se encendieron. Luego, él y el cigarro, simplemente se desvanecieron.
Algunos expertos creen que el punto de encuentro era especialmente atractivo para los extraterrestres. Se encuentra en el cruce de una serie de líneas trazadas en los terrenos locales de antiguos enterramientos.
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