La legendaria nariz de Cyrano de Bergerac ha quedado inmortalizada en muchos relatos modernos, pero el mismo autor francés de esos relatos merece una atención aún mucho mayor. Muy pocas personas han sido conscientes de que aquel hombre fuese un profeta por derecho propio.
En sus cuentos, publicados póstumamente, de viajes al Sol y a la Luna, describió las órbitas de los planetas en torno al Sol, lo cual en aquel tiempo no era una idea aceptada a nivel popular. Describió una forma de propulsión mediante cohetes. Cyrano expresó también la idea de que los mitos y religiones tradicionales hubiesen sido legados a los seres humanos por parte de visitantes extraterrestres a la Tierra.
Los viajes celestiales de los escritos de Cyrano implicaron el empleo de una sorprendente serie de aparatos desconocidos en el siglo XVII. Para sus contemporáneos, sus ideas -que incluían viviendas móviles, aparatos para registrar y volver a escuchar discursos, tubos que iluminaban en la oscuridad-, no dejaban de ser de lo más fantasioso. Hoy, parecen notablemente similares a las casas transportables, los magnetófonos, y las bombillas eléctricas.
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