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La ciudad que se desvaneció dos veces

Existe cierto número de legendarias ciudades perdidas en el fondo del océano Atlántico y en los mares Mediterráneo, Egeo y caribe. Existe también cierto número que ciertamente quedaron sumergidas, aunque no perdidas, puesto que se conocen sus localizaciones. Por ejemplo, el antiguo centro costero romano de Baiae se encuentra no muy lejos de Nápoles y ha sido explorado y fotografiado intensivamente por submarinistas trabajando a una profundidad de 15 a 20 m. Síbaris, cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de forma de vida lujosa o ""sibarita", yace en el fondo marino del golfo de Tarento. Partes de Cartago, Leptis Magna, Tiro, Cesarea, Alejandría, y otras grandes ciudades, siguen aún bajo las aguas del Mediterráneo.

Esas ciudades se hundieron en el mar como resultado de la acción sísmica y se pueden localizar con facilidad a causa de que los cronistas antiguos nos han dicho dónde se encuentran. Sin embargo, algo inusual la sucedió a Heliké, una gran ciudad de la Grecia clásica, que, en el 373 a. de C., desapareció de la superficie durante un terremoto y un maremoto, con todos sus edificios, calles, barcos y millares de habitantes. ninguno escapó a la imponente ola que barrió no solo los buques de Heliké, sino también de diez buques de guerra visitantes pertenecientes a la flota espartana, anclados en el puerto. Donde solía hallarse Heliké, se encuentran hoy solo las aguas del golfo de Corinto.

Cuando las aguas están transparentes es posible ver las ruinas de la ciudad en el suelo marino. Durante centenares de años. Heliké ha permanecido en su localización debajo del mar, perfectamente visible a través de las cristalinas aguas. Los turistas romanos de una época posterior contrataban barqueros griegos para que les llevasen a fuerza de remo por encima de las bien conservadas ruinas. Los turistas empleaban con frecuencia buceadores para que les recogieran monedas y otros hallazgos de la ciudad sumergida. Los buceadores se zambullían hasta 15 y 20 metros a través del agua con una visibilidad por completo cristalina. Desde la superficie podía verse una estatua de Cace (Júpiter para los romanos), aún en pie en medio de las ruinas.

Sin embargo, hacia el final de la ocupación romana de Grecia, otro terremoto abrió el suelo marino bajo esta Pompeya sumergida y luego se cerró encima de ella. Heliké, en la actualidad perdida, pudo haber contenido tesoros de un valor mucho más considerable las monedas de plata y oro que los submarinistas andaban buscando.

A menos que una nueva conmoción lleve de nuevo la ciudad a la superficie, Heliké yacerá donde está para siempre, a un tiempo perdida y no perdida a algunas millas náuticas al este de la actual ciudad de Aíyion, en la costa norte, y a una distancia desconocida debajo del suelo marino del golfo de Corinto.

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