Los conmocionados pasajeros observaron cómo se abatía sobre sus cabezas y se precipitaba hacia la parte trasera donde se dividió en dos mitades en forma de media luna. Al cabo de otro momento, volvió a fundirse y salió por la parte posterior, desvaneciéndose sin dejar rastro.
Los pilotos hicieron dar la vuelta al avión y se encaminaron directamente de regreso a Sochi, donde los investigadores descubrieron que el equipo de radar del avión había quedado gravemente dañado. Además, había un agujero, tanto en el fuselaje como en la cola.
Según decidieron los científicos soviéticos, la bola de fuego era un fenómeno raro y poco comprendido, al que se llama rayo en bola, que años antes también había experimentado un avión militar estadounidense. De una forma similar a la experiencia soviética, el bólido entró por la cabina del piloto, pasó entre los dos asombrados pilotos norteamericanos, derivó a través de todo el avión y luego salió por la parte posterior.
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